jueves, 29 de enero de 2009

DORMIDERO de ZARAPITOS en PLAIAUNDI

Plaiaundi 29 de enero de 2009
Laguna de San Lorenzo, observatorio de la Espátula
De las 17:15 a las 18:30
Cielo cubierto, sin lluvia ni viento

Todo apuntaba a que la visita relámpago iba a dejarme un poco frustrado. Del temporal pasado solo quedaban algunos árboles dañados y charcos con barro en los caminos. El tiempo tan apacible me hacía pensar que pocos o ninguno de los numerosos Zarapitos reales, que se habían refugiado, estarían esperándome. Se hablaba de 250 a 300 ejemplares. Deseaba encontrar al menos una docenita que echarme a los ojos, para compensar la escapadita.

Pues contra todo pronóstico (a veces las cosas ocurren así) al llegar me encontré con un grupo de unos 70 zarapitos. Me alegré, y como estaba solo sonreí para mis adentros. Volaron y fueron a posarse cerca de otro de los observatorios y les seguí.

Cuando me asomé, mientras preparaba la cámara, vi que el grupo había doblado su número, durante el trayecto la vegetación impidió que viese su llegada. No estaba nada mal el panorama, pero mejoró y mucho.

Unos instantes después, un hermoso bando de no menos de 200, venía a posarse junto a los de la laguna. Varios grupetes de entre doce y veintipico, se iban sumando al dormidero.

Junto a otros dos compañeros ornitólogos, Félix Calvo y Txema Grandío, contamos y recontamos los más de 400 zarapitos allí reunidos. Txema demostró ser el más concienzudo y paciente de los tres, al cifrarlos en 410. Resulta difícil el conteo de los posados en la laguna, unos se superponen a otros, las imágenes en el espejo del agua y que no están quietos del todo, pueden confundir y desalentar.


El despegue de un avionazo y el comportamiento inadecuado de unos "veteranos" provocaron un par de espantadas. Una de estas levantadas está recogida en una de las fotos que no abarca a todo el bando, donde se pueden contar unos 300 ejemplares.

La última foto es para señalar que no todo eran zarapitos reales, entre ellos un par de trinadores, algunos chorlitos grises, correlimos y los habituales del lugar. Me sorprende no haber visto gaviotas, ni siquiera reidoras. Para compensar tanto pico largo, curvado hacia abajo, alivia a la vista uno hacia arriba de recurvirostra, de la media docena de avocetas que también vinieron a dormir.






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