domingo, 13 de enero de 2013

Pico dorsiblanco en Navarra


                  Desde Bertiz a Belagua , una marea verde inunda el Pirineo navarro de verdor y armonía otoñal. En este océano  repleto de vida, la vigorosa haya se alza hacia el cielo en busca de la luz que la alimenta, dejando a sus pies una profunda sombra de congéneres caídos, musgos, helechos y hojarasca. El ciclo de la vida y la muerte  se repite eterno en el hayedo donde los árboles muertos son “atacados” por diferentes especies de insectos, hongos y plantas que en su afán vital descomponen la madera  liberando sus nutrientes.


                          El Pico dorsiblanco aprovecha estos recursos de larvas de insectos cerambícidos u otros descomponedores de la madera para su alimentación, además de contribuir a su propio deterioro y degradación. En esta búsqueda de alimento nuestro protagonista ha adquirido un comportamiento más adaptado al suelo y los árboles caídos que su competidor el picamaderos negro, de ahí que los territorios de ambas especies se solapen en algunos de los bosques mejor conservados y con mayores posibilidades.


                Después de unos 25 – 28 días en el nido y unos 13 de incubación en lo alto de un haya seca, una hembra joven daba sus primeros aleteos y picoteaba el musgo de las ramas o la base de los troncos secos  Debido a la inexperiencia de su primera primavera requería la presencia de sus progenitores con un fuerte reclamo al cual estos acudían proporcionándole alimento. Siempre alerta. 


                 Dendrocopos leucotos en su subespecie lilfordi que engloba el sur de Europa, se encuentra declarada como “en peligro de extinción”  según el propio catálogo de aves amenazadas de la Comunidad Foral Navarra. Esta reliquia glacial que ha llegado hasta nuestros días arrinconada en este maravilloso rincón del pirineo también tiene protección estatal y a nivel europeo como el tratado de Berna. Para que continúe en nuestros bosques es nuestra obligación mantenerlos y gestionarlos adecuadamente dejando unos 10 árboles por hectárea cuando se produzca una quita. Esto es de gran importancia pues ha generado una drástica disminución de ejemplares donde no se han respetado estos mínimos y posiblemente esta sea la causa de su práctica desaparición en Aragón. En conclusión para esta especie sedentaria y estrictamente forestal el mantenimiento del bosque maduro y natural evitando las “limpias” de madera caída resulta fundamental para su alimentación además de favorecer  la conservación de otras especies de insectos xilófagos base en el ecosistema como "Rosalia alpina o Cerambix cerdo" que contribuyen en la regeneración natural del bosque y son de estricta protección a nivel europeo


               Las mayores densidades de este pícido se concentran en La selva de Irati y Quinto Real, siendo El señorio de Bertiz una de sus enclaves más a occidente con un par de parejas asentadas del total de unas 60, un número muy escaso, que habitan el Pirineo navarro. De las doce parejas que habitan en los bosques de Quinto Real la construcción de una mina a cielo abierto en Zilbeti destruiría los cuatro territorios que allí ocupa esta especie con la imposibilidad de adaptación a otro lugar, además la contaminación acústica , la presencia humana continua y la discontinuidad del hayedo afectarían negativamente a los territorios contiguos y en general a toda esta especie muy sensible a la alteración del medio natural que habita.


              Con la esperanza de volverte a ver.

              Seo-Donostia

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